sábado, 23 de junio de 2007

¿En que quedaran estas misas ?.

EN QUE….PARARAN….ESTAS….MISAS ? .

Esta pregunta, refrán o dicho nacional, circulo bastante en nuestro medide cuando en los pequeños pueblos, especialmente de provincias, adonde no había diario alguno y que por lo demás los que sabían leer fueron poquísimos, en los largos y tediosos días adonde no ocurría nada que no fueran las tareas agrícolas de todos los días por meses y por años, el tema de comentario generalmente salía de las casas patronales o del sermón del señor cura, que desde el púlpito dictaba normas, principios morales, moralejas, buenas costumbre. Gentes sencillas adonde no pasaba nada, se entretenían tratando de saber adonde apuntaban las palabras del señor cura en su última predica. Los más acomodados también sufrían de este tedio, de lo aislado que era nuestro país, prácticamente una isla adosada a un continente, habiendo de por medio una altísima cordillera, vasto desierto, hielos eternos y un vastísimo mar. La llegada de algún viajero desde Cuyo o mucho mejor si provenía del Virreinato vía Valparaíso, de suerte, si era capitán de barco, miel sobre hojuelas, se le invitaba a casa a cuerpo de rey, por el tiempo que la nave estuviese en el puerto. Para envidia de los demás, aquella afortunada casa tendrá tema para los próximos meses e incluso invitará a los “ íntimos “ a compartir lo último de lo último en cuanto a chismes de Lima e incluso de la corona, “ con decirte linda que la reina Carlota, uf y eso que él anda hace meses en Francia, después te cuento “. Esto era como prender la mecha y no poder saber el final. Los duros inviernos en que los temporales azotaban el Pacífico Sur y al puerto no entraba ni salía una nave por meses, que aburridas serían las tertulias en la capital.

Pero un escandalillo criollo, gravísimo para aquellas épocas, vino ha salvar la situación por muchísimo tiempo, además y afortunadamente fue de largo desenlace, muy pío para algunos, aberrante para los recalcitrantes defensores de la fe.
¿ En que….pararan …estas misas…?, este dicho criollo que salio de un atrio parroquial, al pueblo llano sirvió largamente para otras situaciones en el que al comentarista le permitía no comprometerse mucho en lo que decía, costumbre muy arraigada en nuestras sociedad. Para denunciar algún oscuro negocio, acuerdo, alianza, tratos o iniciativas públicas de incierto final. En lo domestico el dicho sirvió para señalar la repentina ausencia de alguna buena moza, coincidiendo con la de algún huaina, lo mismo de cuando una niña en estado de” merecer” era llamada ha servir en las casas patronales, lugar adonde frecuentemente paraba un sobrino picaflor. En que pararan esas misas.

Al valle del curato limachino llegó un alerta en relación a lo que más tarde sería tan popular en el Chile central ¿ que había ocurrido realmente?, ¿adonde se acuño tal frase ?, ¿ cuales fueron sus motivaciones ? . El tema lo investigo el prolífero escritor, cronista, y político, vecino de Santa Rosa de Colmo, don Benjamín Vicuña Mackenna, los hechos ocurrieron por 1788, y don Benjamín los publico en Guía de Valparaíso y Santiago y fueron reeditados en los talleres gráficos Salesianos en 1931.
Este fue el caso de un ciudadano, que no supo como se fue comprometiendo en una situación eclesiástica gravísima en aquel tiempo, momentos en que regía en todo su siniestro esplendor el Tribunal del Santo Oficio, el que ya había mandado a la hoguera a la india Elvira, por sus hechizos y descréditos a la iglesia, este tribunal actuaba en Lima. Ocurre que el más tarde pecador Francisco Antonio Santín, las oficiaba como fraile y actuaba en el coro de la iglesia de San Francisco de la capital. El hombre al parecer aspiraba a más y sale ha recorrer mundo y lo encontramos en la hacienda la Viña de la Mar, del curato de Valparaíso, y deslindando con el curato de Limache. Estamos en tiempos de escasez de curas para hacer misas, no olvidemos que el cura de la Santa Cruz de Limache, movilizándose a lo más en una mula, atiende de la vice-parroquia de Con-Con a La Dormida, de la de San Pedro a Martín Galan en Colliguay.
En los otros curatos ocurría otro tanto, al aparecer un cura por la hacienda ya nombrada, fue” como caído del cielo” ha decir de algunas. Esta encomienda pertenecía a doña Nicolasa de Aguirre, tía abuela de don Benjamín Vicuña, de cuyos labios en su infancia escucho este relato.

La escasez de curas, los años formando parte del coro, observando lo que acontecía durante la realización de la misa, alguna fustrada vocación y contando la hacienda como se estilaba entonces con una buena capilla, no podía dejarse pasar la ocasión, cuando estas escaseaban bastante por las razones ya nombrada. Por lo tanto el próximo Domingo tenemos la Santa Misa como Dios manda, dijo doña Nicolasa, avisando en todo el contorno la grata nueva. Los principales de las cercanías muy agradecidos por la invitación, en primera fila, luego muy compungidos y luciendo sus mejores pilchas la servidumbre de casa, peones, mulatos e indios. A más de algún negro esclavo, se le tuvo bajo vigilancia visual, por lo exagerado en los “gozos”, martirios, sacrificio y

para bienes de la misa, aunque en latín, tenían extraordinaria facilidad para su aprendizaje. Todo un éxito, los comentarios generalizados al final de esta fue en la elocuencia y facilidad de convencer en el mensaje de los sermones, y que maravilla en cuanto a Parábolas. No falto el comentario en alta voz ¡¡ este si que es cura !!. Estaba atendido a cuerpo de rey en la estancia, recibía invitaciones de los alrededores, muy buen considerado, y no dando muestras de querer moverse del lugar, a fin de mes se repitió la misa con tanto entusiasmo como la anterior. En los meses siguiente lo mismo, hasta que tanto fue al cántaro que este se rebalso y se destapa la olla, lo que demuestra que el chaqueteo no es cosa nueva en nuestro medio, a tal exito habìa que ponerle remedio, y se comenzó ha investigar al nuevo cura, ha realizado siete misas sin ¡¡ ser sacerdote !! , para horror de todos los asistentes, equivale haber participado en misas negras, sin valor, y comprometiendo el alma de los fieles. A algunas godas y beatas fue necesario traerle

agua de las Carmelitas, por estar a punto de desmayarse al enterarse de tan infausta nueva y en la que habían participado, siete misas negras cual siete pecados capitales. Fue un escándalo de los mayúsculos y pronto se tomaron las más serías medidas, fue detenido el pobre Francisco, se abrió un expediente para remitirlo al Santo Oficio de Lima. En las averiguaciones realizadas le correspondió a un improvisado monaguillo, que le ayudo a realizar las misas al falso cura, que contara lo que había visto y escuchado en el transcurso de dichos actos. De lo que se desprendió de tales declaraciones es que Francisco Antonio Santín en el momento cumbre de la misa, instante sagrado para el creyente, al alzar la hostia, en lugar de la fórmula tremenda de la consagración, balbuceaba simplemente y cual bajo le era dable, ¿¿ en que pararan … estas …misas ??, por la sospecha cierta que lo descubrirán y castigaran.

En Lima al Licenciado Abarca le correspondió ver la causa , al término de esta, fue considerado un juez en demasía indulgente , ya que muchos por el orden y las buenas costumbres y respeto a la jerarquía deseaban ver a Francisco balanceándose en el extremo de una cuerda o en el centro de una pira.
El Licenciado Abarca, fue el último Inquisidor de la Lima Colonial, al parecer al haber vientos de dejar obsoleto este tan temido tribunal, quiso dejar tras de sí un halo de piedad y misericordia, finalmente mandó a Chile el siguiente documento : “ En este Santo Oficio se ha denunciado espontáneamente a Fray Francisco Antonio Santín religioso corista de la Orden de San Francisco en el convento que de esa ciudad de Santiago, por haber celebrado siete misas sin ser sacerdote ; se le ha absuelto e impuéstole las penitencias correspondientes, lo que prevenimos a Usted, para que esté a la mira sobre su conducta.
Dios guarde a Usted, etc. etc,. Inquisición de los Reyes y Noviembre 27 de 1799. Licenciado don Francisco Abarca – por mandato del Santo Oficio don Manuel de Arescurenaga, secretario, al Señor don José Antonio de Aldunate, Obispo de Santiago.
Documento despachado al curato de Limache, y de los alrededores para que no se repitiera nuevamente tal barbaridad, y se mantuviese a la mira sobre la conducta, de Francisco Antonio Santín.
Nunca se tubo conocimiento si la tía abuela de don Benjamín Vicuña , doña Nicolasa, envío alguna misiva a Lima, rogando por misericordia, para el personaje que nos dejó el dicho, ¿¿ en…que …terminaran …estas…misas ?? Y que tanta
“ingúndia” puso en las conversaciones de las aburridísimas tardes coloniales, de patrones y peones.

Andrés Moyano Vásquez- Comuna de Limache.

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